Adoptar un perro no es solo ir a una fundación o refugio y escoger uno entre la manada, es necesario ser consciente de que se le abren las puertas del hogar a un animal que pudo haber sufrido con un antiguo dueño, o incluso en la calle, y al que debe dársele amor y todos los cuidados necesarios.
Una decisión responsable e informada generalmente prioriza la adopción antes de la compra y esto se debe a que en muchos de los casos, los criaderos para la venta de cachorros suelen ser lugares de maltrato hacia los progenitores. En cambio, adoptar es darle una segunda oportunidad a un ser que la necesita.
Las razones por las cuáles un perro es abandonado o vive su vida en la calle son múltiples: por cambios de vivienda, porque el animal creció más de lo que se esperaba, por vejez o enfermedad, por embarazos no deseados de la madre o incluso por ejemplo, hay cachorros que se regalan en fechas especiales como navidad y que con el pasar de los meses son desechados pues no se tuvo en cuenta la gran responsabilidad que conllevaban antes de recibirlos.
Los beneficios de adoptar un perro
Uno de los grandes beneficios de tener una mascota es la compañía que esta brinda. Tener un perro ayuda a mejorar el carácter, haciendo que las personas solitarias experimenten sentimientos de cariño. Por eso, los perros, y las mascotas en general, enseñan de forma simple el sentido del amor y la fidelidad y por ende aumentan el autoestima, sobre todo si son rescatados.
El tener que ocuparse de otro ser ayuda a personas que sufren de depresión, así como otros males como el alcoholismo. Esto se debe a que mantener la mente ocupada y alejarse gradualmente de los problemas, eventualmente mejora la capacidad para resolverlos.
Ahora bien, un perro que se entrena es además capaz de ser guardián o incluso identificar problemas en la salud, como las convulsiones: el sutil cambio en el comportamiento corporal cuando se sufre de esta patología puede ser descubierto rápidamente por el animal. Igualmente, puede ser muy útil para pacientes diabéticos cuando es adiestrado para detectar los bajos niveles de azúcar en sangre.
Un hogar adecuado para el perro
Antes de ir al refugio a adoptar un perro, es necesario llevar una correa y un collar, ojalá marcado con el nombre del nuevo miembro de la familia y un número de contacto. Además, si se va a transportar en carro, existen arneses especiales que garantizarán su seguridad.
De igual manera, en la casa debe haberse destinado un lugar adecuado para la mascota previo a su llegada. Ese será su rincón, su lugar seguro. En este espacio, debe estar su cama y su comida. Además de algún juguete para que no se sienta solo o aburrido.
Algunos dueños deciden también adquirir ropa para sus mascotas con el fin de protegerlas del clima o simplemente por vanidad. En este caso, se debe a considerar el tamaño del perro antes de comprar cualquier accesorio.
Al llegar al refugio se debe considerar la edad del perro que se adoptará. Adoptar un cachorro, no es igual que adoptar un perro viejo. Los cachorros suelen ser abandonados mucho antes de que estos tengan conciencia de sí mismos por lo que será más fácil amoldarlos a un nuevo hogar. Tendrán mucha energía y con los cuidados necesarios es más fácil que vivan muchos años. Sin embargo, tal vez no estarán entrenados para hacer sus necesidades afuera o estar solos, por lo cuál requerirán de más tiempo y cuidado.
Por su parte, adoptar un perro adulto o viejo es una decisión más dura, ya que es probable que esté menos años con la persona que lo adopte, tendrá menos energía y conservara algunas costumbres de su anterior hogar. A pesar de estos factores, al darle una segunda oportunidad, el animal se sentirá agradecido y podrá brindar mucho afecto.
Cuando el perro este en la casa, hay que buscar un veterinario de confianza que pueda hacer una valoración inicial y llevar los controles anuales de vacunación y desparacitación. Es muy importante esterilizar a la mascota pues esto ayuda a controlar la sobrepoblación y además previene enfermedades.
No hay que olvidar que deben retirarse aquellos objetos que se puedan romper o que el perro pueda comerse. Inicialmente, por ejemplo, no hay que dejar a la vista botes de basura que contengan elementos o residuos de comida que puedan hacerle daño.
Finalmente, para que el animal vaya creando hábitos y rutinas, hay que planificar las horas de los paseos, de las comidas y hasta del sueño. Esto hará que el proceso de adaptación sea menos traumático.
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